«Muchas niñas que tratan de emigrar a Texas son secuestradas. Por el bien de tu familia, detén tu camino», se lee en una valla publicitaria, sobre la foto de una muñeca tirada en el suelo.
«Tu esposa y tu hija van a pagar el viaje con su cuerpo. Los coyotes mienten. No pongas a tu familia en riesgo», reza otra, que tiene de fondo la panza desnuda de una embarazada.
Son dos de los diseños de las vallas publicitarias que el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, mandó colocar a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos, así como en México y Centroamérica, para disuadir a los migrantes de que emprendan su ruta hacia el norte.
Así lo anunció Abbott este jueves, durante una rueda de prensa en Eagle Pass, una ciudad que colinda con la mexicana Piedras Negras.
El gobernador señaló que la intención de la campaña es ofrecer a los potenciales migrantes y a quienes ya van rumbo al norte «una imagen realista de lo que les sucederá en su viaje o si cruzan ilegalmente a Texas».
«Estos carteles cuentan las historias de terror de la trata de personas. Imploran a esas personas en Centroamérica que consideren las realidades violentas y horribles de lo que les sucederá a las mujeres y los niños que traen consigo», subrayó.
En varios idiomas
Según informó, unos 40 de esos anuncios ya han sido instalados «estratégicamente» en El Salvador, Guatemala, Honduras y México, y a lo largo de la frontera entre Texas y los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua.
La mayoría están en español, pero también han diseñado algunos con el texto en chino, árabe o ruso, por el cada vez más diverso origen de quienes emprenden la ruta hacia EE.UU.
Esta es la última de las campañas contra la inmigración puestas en marcha por el gobernador texano, quien ha hecho del tema su bandera y ha sido uno de los más vocales críticos de la administración Biden.
Tanto, que con sus medidas ha puesto a prueba los límites de la autoridad estatal en la materia en más de una ocasión, cuestionando con ello que la aplicación de la ley de inmigración sea una facultad exclusiva del gobierno federal.
Algo que activistas por los derechos de los migrantes y expertos jurídicos han criticado ampliamente, denunciando que tiene un interés político y en ocasiones electoral detrás.
En esa línea, Abbott aprovechó la comparecencia para destacar los «buenos resultados» de una de esas iniciativas estatales, la Operación Estrella Solitaria (Operation Lone Star), ideada para detener a quienes cruzan de forma irregular la frontera.
A pesar de sus críticas a la política migratoria del presidente saliente, este jueves se supo que la adminstración del demócrata, en su último año de gobierno, ha reealizado el mayor número de deportaciones en una década.
Según un informe del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), durante el año fiscal de 2024 se deportaron a 271.484 no ciudadanos a 192 países.
Mientras Donald Trump ganó las elecciones del 5 de noviembre prometiendo la mayor deportación de indocumentados de la historia, las expulsiones realizadas por Biden superan las marcas que ya batió el republicano, con 267.260 solo en 2019.
Por otro lado, las medidas aprobadas por Biden en junio para frenar la entrada de migrantes han hecho que se registre una gran caída de las detenciones en la frontera.
Estas alcanzaron un récord en diciembre de 2023, y ahora se encuentran en su nivel más bajo desde julio de 2020, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
Violencia, una constante en la ruta
Junto a Abbott, en la conferencia de prensa del jueves estuvieron presentes entre otros el zar fronterizo del estado, Mike Banks, el director del Departamento de Seguridad Pública, Freeman Martin, y la directora ejecutiva de la Asociación contra la Agresión Sexual de Texas, Rose Luna.
«Existe una crisis de agresión sexual, en gran medida tácita, que afecta a las mujeres y los niños que migran a la frontera de Texas», dijo Rose Luna, haciendo referencia a algunos de los mensajes de las vallas.
«Reconocer este problema y su profundo impacto en los sobrevivientes no sólo es crucial: es nuestra responsabilidad», añadió.
Es una realidad que las organizaciones que trabajan con migrantes llevan tiempo denunciando, al tiempo que aseguran que la violencia de todo tipo es una constante para quienes deciden emprender el camino hacia EE.UU.
El año pasado, Médicos Sin Fronteras (MSF) informó de una violencia sexual «cada vez más cruel y deshumanizante» en el Darién, la selva entre Colombia y Panamá que cruzan miles de migrantes que hacen la ruta por tierra, entre ellos venezolanos, ecuatorianos y haitianos, pero también otros procedentes de otros continentes.
La organización humanitaria internacional ha asistido a 950 personas, la mayoría mujeres, que reportaron violencia sexual al cruzar el también llamado Tapón del Darién desde abril de 2021.
Y en una rueda de prensa ofrecida en abril de este año, la coordinadora médica adjunta de la organización, María Laura Chacón informó haber atendido más casos de violencia sexual en distintos países hacia personas migrantes en el primer trimestre de 2024 que en todo el año anterior.
«Vi que muchas fueron violadas. Las vi salir desnudas y golpeadas. Te agarran entre una, dos y tres personas y te violan», les dijo una de las sobrevivientes a la que atendieron en el Darién, según se recoge en un informe de la ONG.
Alambres, boyas y buses
El discurso antiinmigrante es ubicuo entre los políticos republicanos.
Sobre ello se construyó en parte la carrera hacia la presidencia de Donald Trump, quien no desaprovecha ocasión para vincular la inmigración irregular con el supuesto aumento de la criminalidad en EE.UU.
Su principal promesa de campaña es, de hecho, una deportación masiva de indocumentados, «la más grande de la historia del país», que asegura pondrá en marcha nada más asuma el cargo el 20 de enero.
Pero si hay un gobernador que enarbola el discurso antiinmigración más que ningún otro, ese es Greg Abbott. Además, ya ha demostrado que no solo se queda en palabras.
A principios de 2021, lanzó la ya mencionada Operación Estrella Solitaria.
En el marco de esta iniciativa de seguridad fronteriza, ha enviado miembros de la Guardia Nacional y policías estatales a la frontera entre Texas y los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua.
El republicano ordenó asimismo la creación de un polémico «muro flotante» de boyas con púas en el río Bravo (río Grande para los estadounidenses), que hace de barrera natural entre ambos países.
También impulsó la polémica ley SB4, que le permitiría detener, encarcelar y deportar a migrantes indocumentados, aunque sigue en un limbo jurídico y no ha entrado en vigor.
Lo hizo, según Abbott, en respuesta a un llamado que le hicieron varios condados del estado —Kinney, Uvalde, Goliad, Burnet y Medina— para que declarara legalmente la «invasión» ante la llegada de inmigrantes.
La declaración de «invasión», ampliamente criticada por los defensores de los inmigrantes y expertos jurídicos, forma parte de un movimiento que argumenta que la Constitución de EE.UU. da una base legal a los estados para invocar los poderes de guerra.
Aparte de eso, además de hacer que la Guardia Nacional instalara 30 kilómetros de alambre de púas a lo largo de la ribera del río Bravo, en octubre de 2023 Abbott mandó colocarlo también entre Texas y su vecino Nuevo México.
«No solo estamos levantando barreras entre Texas y México, ahora también nos vemos en la necesidad de fortificar la frontera entre Texas y Nuevo México«, dijo Abbot un año antes de dar la orden.
Aunque mida poco más de un kilómetro de longitud, este alambre es la única barrera física situada entre dos estados de EE.UU.; dos estados con políticas migratorias encontradas.
Pero quizá ninguna medida ha tenido más impacto que el envío patrocinado por el estado de autobuses llenos de migrantes a ciudades consideradas santuario —que no tiene la obligación de colaborar con las autoridades federales para hacer cumplir la ley migratoria—, sobrecargando los recursos municipales, saturando refugios y medios de asistencia locales, con el objetivo de hacer visible la crisis migratoria más allá de la frontera.
Otros gobernadores republicanos, como Ron DeSantis, de Florida, pronto siguieron su ejemplo, ofreciendo a los migrantes transporte gratuito desde poblados colindantes con México hacia Nueva York, Chicago, Filadelfia o Los Ángeles.
«Es aberrante que un funcionario electo de Estados Unidos use a seres humanos como peones en sus juego político barato», ha dicho al respecto Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, refiriéndose al programa de traslado en autobuses.