La justicia italiana investiga a Gisella Cardia por presunto engaño, luego de que un análisis determinara que el flujo coincide con su perfil genético
Los fiscales esperan recibir el informe final el 28 de febrero, lo que podría derivar en un proceso judicial contra la mujer que, hasta hace poco, era considerada una guía espiritual por sus seguidores.
La Fiscalía de Civitavecchia abrió una investigación en 2023 tras recibir denuncias de personas que afirmaban haber sido estafadas por Cardia.
La vidente había fundado una organización para recaudar donaciones, supuestamente destinadas a la creación de un centro para niños enfermos.
Los fiscales analizan si las evidencias son suficientes para llevar a Cardia a juicio por estafa. Si el ADN encontrado en la estatua es exclusivamente suyo, esto reforzaría la acusación de que colocó deliberadamente la sangre en la imagen para simular un fenómeno sobrenatural.
En el pasado, Cardia ya había sido condenada por fraude concursal, lo que generó aún más dudas sobre la autenticidad de sus afirmaciones.
Ante las pruebas presentadas, la abogada de Cardia, Solange Marchignoli, argumentó que la presencia del ADN de su clienta no descarta un suceso sobrenatural.
“Desde el punto de vista científico, la mancha de ADN merece más investigación”, declaró Marchignoli al diario Corriere della Sera. Según la letrada, Cardia había manipulado y besado la estatua, lo que podría explicar la presencia de su ADN en la imagen sagrada.
Además, sugirió que la muestra podría estar mezclada con otro material genético, planteando la posibilidad de que hubiera intervención divina.
¿Conoce alguien el ADN de la Virgen? ¿Se puede descartar por completo un milagro?”, cuestionó Marchignoli, insistiendo en que los análisis no son concluyentes y que la defensa esperará el informe pericial oficial antes de aceptar cualquier acusación.
La mujer comenzó a ganar notoriedad en 2016, cuando adquirió la estatua de la Virgen María en Medjugorje, un conocido centro de peregrinación en Bosnia y Herzegovina. Poco después, aseguró que la imagen lloraba lágrimas de sangre y que le transmitía mensajes divinos.
A partir de estos eventos, estableció un lugar de culto en Trevignano Romano, en las afueras de Roma. Durante años, atrajo a cientos de fieles que acudían cada mes a presenciar las supuestas manifestaciones milagrosas.
Sin embargo, su creciente popularidad también generó conflictos con los residentes locales, que se quejaban de la afluencia masiva de personas y la alteración de la vida cotidiana en la zona.
En 2023, la Iglesia Católica la declaró oficialmente un fraude y, en respuesta a casos como el suyo, el Vaticano endureció sus reglas sobre la validación de fenómenos sobrenaturales. Desde mayo del año pasado, solo el Papa tiene la autoridad para declarar auténticas este tipo de manifestaciones, según The Guardian.
Tras conocerse los resultados de los análisis, la “vidente” habría abandonado Trevignano Romano. Su paradero es desconocido, aunque su abogada afirma que sigue rezando y que no tiene nada que ganar con este escándalo.